16 de noviembre Día de la tolerancia Mundial
Hoy voy a salirme de los renglones puramente psicológicos y voy a meterme en conceptos más filosóficosy políticos, pero que aun así guardan mucha relación con el ámbito psicológico.
Hoy es el día internacional de la tolerancia, establecido así por la figura de Mahatma Gandhi(pacifista, político, pensador abogado Hindú).La UNESCO, organización de las naciones unidas para la educación, la ciencia y la cultura decidió celebrar este día para destacar el valor de la tolerancia y la riqueza de la diversidad humana.
¿Cómo instaurar estos valores?
Es en el hogar o en el seno de la familia donde se inician estos valores (respeto al prójimo, instauración de estrategias contra el racismo, xenofobia o discriminación). Insertar en la educación de nuestros hijos y en la cultura general estos conceptos, que guardan toda relación con el de empatía, ayuda en la mejora de las relaciones sociales futuras y con el propio individuo.
El pasado 4 de noviembre fue el día contra la violencia y el acoso escolar, siendo el mismo concepto que me gustaría abordar en este post.
El respeto y la tolerancia, conceptos que van de la mano y que hoy día trabajamos los psicólogos en consulta y que generan tantos conflictos, a pequeña y a gran escala, de manera individual, interpersonal y social.
¿Qué significan el respeto y la tolerancia?
Respetar no implica estar de acuerdo con las ideas de las demás personas, se trata de no discriminar ni ofender a las demás personas por su forma de vida, sus decisiones, siempre y cuando no cause ningún daño, ni afecten o irrespeten a los demás.
La tolerancia es un valor moral que implica el respeto hacia las ideas, prácticas, creencias, aunque choquen con las nuestras.
En mi opinión, el respeto, es un derecho básico. La falta de éste puede traer rupturas e incluso violencia.
Viene del latín respetus, “atención” o “consideración”. Podría decirse que es la capacidad de valorar y honrar las palabras pensamientos y acciones de las demás personas por el simple hecho de ser personas.
Todos somos diferentes, y en esa diferencia somos iguales. Gracias a esas diferencias tenemos diferentes personalidades y costumbres culturales, partiendo que nacemos con diferente predisposición genética, diferente predisposición educacional o cultural, y económica.
¿Por qué es importante el respeto?
Es importante para establecer relaciones de calidad con uno mismo y con el resto.
Es importante para sentirnos libres, libres de juicios de valor, libres de tener miedo a ser humillados o discriminados. Ayuda a nuestra autoestima y a nuestra salud mental.
Aprender a respetarse a uno mismo (considerarse una prioridad) es el punto de partida para poder respetar a los demás.
Ser un ejemplo para nuestros hijos, respetándonos y respetándoles es la vía que forja un futuro basado en el respeto y la tolerancia.
¿Cómo educar a nuestros hijos en el respeto?
1. No gritar, pegar o insultar.
Gritar es una falta de respeto y ¿qué decir de pegar o insultar...? Si queremos educar en el respeto es importante serlo también con ellos.
Ojo con los insultos o “etiquetas” que podamos decirles ya que estas derivarán en una realidad, como el efecto Pigmalión o profecía autocumplida.
2. No hacer de menos.
Para ello hacer valer a nuestros hijos y que se sientan valiosos hará que vean la importancia de sentirse así. Para poder ponernos en el lugar de los demás primero tenemos que experimentarlo nosotros u observarlo en otros modelos.
3.Escuchar y ser escuchado.
Para tener una buena comunicación, una buena relación con los demás, un buen aprendizaje, escuchar es la base y ser escuchado formaría parte de sentirse valorado.
4.Animar, aconsejar, pero no obligar.
Respeta sus decisiones y deja que tome sus propias decisiones. No puedes controlar completamente el comportamiento de tus hijos. Vigilar y espabilar.
5. Pon límites.
Enséñale los límites de lo correcto de lo que no lo es, y enséñale las consecuencias de sus actos.
6. Enséñale el valor de disculparse y de perdonar.
Reconocer haber hecho algo mal, que haya perjudicado a alguien o a uno mismo brinda la posibilidad de aprender de los errores. Perdonar ayuda en el proceso de sanar.
7. Felicítale cuando lo haga bien.
Si queremos que una conducta se repita se tiene que reforzar, si queremos que se extinga es recomendable ignorarla.
8. Desarrolla su asertividad.
Ayúdale a defender sus derechos de forma respetuosa. Defenderá sus derechos sin ser agresivo, ni pasivo. Es decir, sin menospreciar a los demás ni a sí mismo.
Seguramente se me escapen más conceptos, pero creo que con estos consejos es suficiente para que nuestros hijos sepan rodearse de gente que les respete. Sabrán diferenciar entre personas que les valoren de las que no, además de enseñarles a como tratar al resto con respeto y tolerancia.
Si en la actualidad percibes que no te sientes valorado o respetado piensa que nunca es tarde para aprender y cambiar aquello que no te hace feliz.
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